Tiburones, proteínas y carbohidratos, y Muñeca Brava
Ayer tuve un día raro de cosas alegres y felices, que empezó cuando Marido me sacó de un sueño en el que estábamos en un asado comiendo unos extraños filetes de cabeza de tiburón del abismo, justo en el momento en que yo había sacado recién un trozo de la parrilla y alguien había osado robar mi rebozante plato de tiburón con papas mayo
-mi plato!
-mi amor son las 7
-Alfre mi plato!
-cuál plato??
-mmm olvídalo.
El domingo por la tarde Marido preguntó "qué haremos mañana?" y yo dije "lo mismo de todos los lunes Pinky, ir a la pega"
-pero mañana estamos de aniversario!
La semana pasada recordé que este lunes 30 efectivamente estábamos de aniversario, pero pensé dejarlo pasar considerando lo accidentado que fue el año pasado y que las aguas están medianamente aquietadas en estos días, lo que no garantiza el éxito total de la misión, entonces ...
Bueno, él mismo se entusiasmó y reservó para comer en mi restaurant favorito del mundo, el Muñeca Brava, que me trae recuerdos choris de mi pega en Panoramas y Starmedia y aun más, me recuerda a Julio Anguita, un periodista español que después moriría en Irak, mientras trabajaba de corresponsal para El Mundo.
Al medio día mis compañeras de trabajo me invitaron al Mall para hacer trámites. Almorzamos en una cosa de verduras y frutas y todo el rato escuché su conversación de proteínas y carbohidratos, lo que me pareció bastante informativo. Ahora sé que tengo que mirar la información nutricional de todo antes de tragármelo. Ah, también hablamos del drenaje linfático, y de eso yo ya sabía porque mi amiga Mer.maid está yendo a una vieja que le cobró como 300 lucas y le masajeará la linfa hasta hacerla desaparecer la celulitis y todas esas cosas de niñitas. Mientras ellas se daban sus recetas para adelgazar con linaza y otras cosas más, yo tomaba nota mental mientras saboreaba mi ultrarico helado de plátano y frambuesa. Obviamente las necesitaré.
Y a las 9 de la noche, Marido y yo estábamos sentados en nuestros asientos de tren comiendo unas riquísimas machas a la parmesana, previas al exquisito pollo con piña y mostaza que me comería después. Sacábamos la cuenta de lo extraordinariamente mucho que hemos comido y bebido estos días, y la verdad es que yo creo que pedimos postre de puro mañosos. Contenta, andaba programada para sentirme bien y no pensar en las cosas locas que me dan vueltas todo el tiempo, así es que hablamos de la pega y de uno que otro Subsecretario, además del Julio Anguita y el libro póstumo que publicó su familia.
Pienso que fue un buen día, totally normal, estoy chata de puro cagarme de onda. Espero que él también lo haya disfrutado.
Asi debería pasarla más seguido.
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